REACCIONES TÓXICAS:
Ocurrirán siempre en todos los individuos expuestos cuando la dosis sea suficientemente elevada. Los compuestos tóxicos pueden ser externos, ocasionándose
durante el procesamiento de los alimentos o por contaminantes (microbios, venenos, pesticidas…), y causando toxoinfecciones alimentarias como gastroenteritis,
salmonelosis, etc.; o pueden ser tóxicos internos naturales en el alimento (setas venenosas). Estas reacciones tóxicas pueden, en ocasiones, manifestarse de forma
similar a las reacciones alérgicas.
REACCIONES NO TÓXICAS:
Dependen de la susceptibilidad individual a un cierto alimento, y sólo ocurren en una proporción pequeña de personas. Dentro de estas reacciones no tóxicas
encontramos:
a) Las que no son producidas por mecanismo inmunológico o INTOLERANCIAS.
La intolerancia a alimentos es una reacción adversa alimentaria en la que no se puede demostrar ninguna reacción de hipersensibilidad del sistema inmunológico.
Las intolerancias más conocidas son la intolerancia a la lactosa y a la fructosa.
Puede incluir respuestas de distinto tipo:
a.1.Enzimáticas. Son intolerancias a azúcares, causadas por un déficit enzimático. Ejemplos de estas reacciones son:
La intolerancia a la lactosa, el azúcar de la leche, es una entidad muy frecuente y se produce por un déficit del enzima lactasa. Cuando la actividad de esta
enzima es muy baja no se puede digerir la lactosa por lo que pasa al intestino grueso y es fermentada por las bacterias de la flora intestinal.
Esto puede producir dolor abdominal, flatulencia y diarrea. La cantidad de lactosa que produce los síntomas varía según la actividad de la lactasa, por lo que
algunos pacientes toleran pequeñas cantidades de alimentos con lactosa. No hay que confundirla con la alergia o enteropatía (alergia no IgE mediada) a proteínas
de leche de vaca. Una persona con alergia a proteínas de leche de vaca podría consumir lactosa, de no ser porque ésta, al ser extraída de la leche, suele arrastrar restos
de proteína láctea y puede causarle reacción alérgica. Más info: ADILAC Asociación de intolerantes a la lactosa España.
La intolerancia a la fructosa se produce por la ausencia de la enzima que hidroliza la fructosa y la sacarosa. Estos azúcares están presentes en frutas y zumos
o cereales. Se manifiesta clínicamente por vómitos, ictericia, aumento del tamaño del hígado, irritabilidad y en algunos casos puede manifestarse con convulsiones.
Requiere una dieta sin fructosa, sacarosa y sorbitol.
a.2.Farmacológicas: se presenta en pacientes que reaccionan de forma patológica a aminas vaso activas presentes en algunos alimentos
como la cafeína.
a.3.Metabólicas.
a.4.Indeterminadas.
b) Las que son producidas por un mecanismo inmunológico o ALERGIAS:
Se producen mediante anticuerpos o mediante células y frente a proteínas.
b.1 Mediadas por IgE. Reacciones bien definidas, producidas por acción de los anticuerpos de tipo IgE, habitualmente inmediatas a la toma del
alimento, manifestadas clínicamente con síntomas cutáneos (urticaria, angioedema), respiratorios (rinoconjuntivitis, broncoespasmo), síntomas gastrointestinales
agudos y anafilaxia, aunque ninguno de ellos es exclusivo de estas reacciones.
La clínica puede ser leve o muy grave y puede afectar a uno o varios sistemas u órganos a la vez.
b.2 No mediadas por IgE. Producidas por mecanismos inmunológicos que no se han definido con tanta precisión, con participación de células o
anticuerpos, y a veces con participación mixta (células y anticuerpos). Provocan una respuesta retardada o crónica.
Son muy variables, no sólo de una persona a otra, sino también en su extensión y gravedad, desde cuadros que simulan una reacción sistémica hasta síntomas aislados
o múltiples sobre todo digestivos y cutáneos, pero también a veces de tipo respiratorio y neurológico.
Se producen más a menudo frente a proteínas grandes, de alto peso molecular. Por ello en la alergia a PLV no IgE mediada, como alternativa a la leche, se prefieren
los hidrolizados o fórmulas semi-elementales, de bajo peso molecular, a las fórmulas de soja. Además, existe mayor riesgo de desarrollar nuevas alergias no-IgE
frente a otros tipos de proteínas grandes, como las que hay en la soja, el gluten, en las carnes o los pescados, en especial cuando hay una patología digestiva
previa con alteración de la flora intestinal, sea debida ésta a una intolerancia o alergia recién diagnosticada, o a un cuadro agudo de gastroenteritis.